Cada minuto es un adiós que me desgarra el alma, es una película en blanco y negro de extraños momentos que impresos en mis pensamientos me hacen viajar a un dulce pasado que ya no puedo palpar. Un recuerdo, un una lágrima, un adiós tardío que ya no puede pausar su llegada. Una pausa, un suspiro y mil promesas rotas como los cristales de mi alma, joven y maltrecha. Fingir ya no sirve de nada, sólo quedan palabras mal articuladas y un abismo kilométrico entre este último suspiro y tu indescifrable mirada. Y mientras yo me muero lentamente, tu te ríes sin ganas. Aquí estoy con las manos frías por segunda vez y tú no haces nada.