Cada vez es como la primera, casi sin saber el camino vamos encontrando un sendero a nuestro paso. Sólo tenemos que cruzar la carretera del olvido, que aunque llena de un vacío abrumador nos succiona el alma si tardamos demasiado, o se nos escapa de la
Sólo hay que querer hacerlo realmente, comenzar de nuevo y las cosas aunque cueste apreciarlas se alínean en una melodía acorde a nuestras ansias para complacernos con el dulce sabor de la felicidad extraviada. Y sólo quedan los obstáculos que están en tu mente y frenan cada intento de rebeldía contra la soledad, pero sin desesperos, las cosas cuando son verdaderas y puras se dan y caen a cantaros gotas de felicidad con la primera lluvia de la temporada.
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