Esa luz intermitente. Esa luz amarilla y poco ecológica que destella encima de mi cabeza, omnipresente. Esa que se apaga conmigo, y a la vuelta de la esquina se enciende de nuevo para acompañarme en esas largas noches de soledad en las que no estás. Esa nostálgica que recuerda el pasado con desgano y alumbra el futuro. Ese futuro incierto que nos juega malas pasadas. Esa luz está por apagarse de nuevo y dejarme en la oscuridad. Esa intermitente, luz impertinente.
La nostalgia es la madre(o al menos una de ellas) de la creatividad. No se que haría sin ella. Puedo imaginar esos pasos en una calle obscura apresurándose al anticipar la próxima luz para evitar la oscuridad entre luz y luz.
ResponderEliminarMe gustó. Saludos.