Último aliento

Aquí sólo revolotean mariposas al son del viento del sur. Las voces no lo son, sólo son ecos de cuerdas vocales difuntas que alguna vez articularon palabras.
La luz es una ilusión de sol, que con un rayo de esperanza vuelan entre ventanas rotas e ilumina una conversación entre fantasmas. Ya no estamos aquí, sólo son sueños efímeros que nos roban el alma sin permiso, sin aviso. Es un final pospuesto que no queremos aceptar, pero que está aquí respirándonos en la espalda y nos quitará nuestro último aliento sin preguntar.

Ciudad

Sombras sin forma nacen a partir de la luz tenue que vomita casi sin fuerzas ese viejo alumbrado.

Es una ciudad húmeda, sin metro y el único teatro que funcionó alguna vez se derrumba con cada gota de la lluvia de invierno.

Casi sin vida se ven pasar sus habitantes sin saber realmente por qué siguen allí. Dicen que lo que los mantiene vivos es la esperanza, aunque nunca hayan visto que hay más allá de la carretera que se pierde en el horizonte, donde se oculta el sol.

Diluido

Caen lentamente las gotas por tu rostro, se dejan llevar por la curvatura de tu mejilla. Tan fina y delicada, eres como una muñeca de porcelana. No puedo tocarte, pero conozco cada parte de tu cuerpo, ese lienzo perfecto y nacarado que cubre tu alma. Sólo quiero caer en gotas y morir donde termina la tez de mis sueños plateados. Diluido

Armas de rojo

Empiezan a doler los surcos en mi piel. Las marcas en mis muñecas no son fáciles de ocultar. Tanta ferocidad a veces asusta hasta al más arriesgado. Me matas con tus manos, lentamente. Armas pintadas de rojo, tan sutiles, tan perfectamente confeccionadas por la naturaleza benévola a tus ansias. Tus uñas, punzantes y delicadas. Me matas lentamente. Y lo disfruto, si he de morir, que sea en tus brazos.

Enganchado a mi

Estas aquí, como todas las noches frías en las que no puedo dormir.

Siempre que me invade el miedo y se congelan mis músculos.

Mañanas sombrías en las que se siente tu ausencia más que nunca.

La esperanza latente de verte sin que estés aquí, de tocarte sin rozarte.

Más allá de todo, estas aquí. Enganchado a mi.

Te alimentas de mí

Si gracias a mi has vuelto a la vida, gracias a ti disfruto de estar viva. Ya no soy un zombi. Ya no soy una máquina de carne y huesos que trabaja en sincronía con los demás por razones que ni ellos entienden. Sólo soy tu fuente de vida, explotas cada centímetro de mi piel y te llenas de eso que los mortales llaman amor.
Te alimentas de mí.

Vida de Musas...

Tantas palabras a veces no funcionan.
Sólo queda entregarse a las caricias y
darle rienda suelta a los besos
con los que me consumes,
con los que te apoderas de esta mísera musa
que perdió el rumbo alguna vez,
pero que encontró
una nueva vida entre tus brazos.

En mi cabeza

Puedes buscar en mi cabeza. Aunque no te aseguro que puedas encontrar algo coherente.

Y puedes buscar en mi corazón. Te aseguro que encontraras más de lo que imaginas.

Todo sin instrucciones. Todo en un orden que nadie puede entender realmente, a veces, ni siquiera yo. Pero he aqui, yo, como un libro secreto que ha llegado a tus manos. Es tu elección ver realmente lo que quieras ver. Y eso, será la verdad. Lo real.